La noche del pasado lunes nos sentamos a conversar con el Pastor general de la Iglesia Dios con Nosotros, Ramón Aguilar. Este hombre sencillo, que a todas luces ha trabajado durante décadas por la salvación espiritual de la región, nos dio sus apreciaciones sobre el estado actual de su visión, sus esperanzas y la gran comisión de la cual se siente perennemente comprometido. La conversación se dio frente a las puertas del templo, sentados en una de las bancas ya envejecidas que fueron reemplazadas hace poco por las nuevas y modernas sillas de material sintético. Nos acompañaba la pastora Josefa de Aguilar, su ayuda idónea, y la sierva Isabel Campos.
MG: Pastor ¿Cómo empezó todo? Cuéntenos brevemente la historia de la Iglesia Dios con Nosotros?
R.A: Mi trabajo inició cuando llegue a esta ciudad, la Iglesia Dios con Nosotros ya existía como congregación, y yo me uní para trabajar con niños, jóvenes, cultos de barrio y escuelas bíblicas foráneas. Después de eso, la misma congregación me propuso hacerme pastor de la iglesia. Antes de mí hubieron 3 pastores: El fundador Manuel Gámez, Pablo Marín y Omar Torrealba. Al principio alquilamos una casa frente a la Villanueva, allí estuvimos como 3 años, luego un año en el cine viejo, y en 1980 se presentó la oportunidad de comprar el terreno donde actualmente se encuentra nuestro templo. El proceso fue largo pero poco a poco construimos el templo. Con el tiempo surgió la necesidad de fundar el Colegio Dios con Nosotros y esto vino a ampliar las instalaciones del templo que conocemos. Ahora, la infraestructura moderna que hoy tenemos (el altar, los aires acondicionados, todo eso…) llegó después, más o menos por el 2008, y se innovó toda la parte estética de la iglesia.
M.G: Explíquenos qué son los campos blancos, y cuál de ellos le ha parecido el esfuerzo más grande de todos.
R.A: Los campos blancos son sectores donde no se ha predicado el evangelio y en los cuales existe la necesidad de levantar una nueva iglesia. En estos momentos hay 15 iglesias constituidas, que vendrían a ser como nuestras hijas, y estas a su vez tienen unos 15 iglesias más lo que suma 30 campos blancos. A todos los recuerdo con cariño; pero hay algunos que se han ido desarrollando más que otros, para muestra los del Palmar, El Merey, y los del Diamante. Recientemente Tapa la Lucha. Una anécdota, fue la vez que una hermana de Urachiche, que se había convertido, nos donó un terreno y emocionados abrimos una zanja y levantamos cabillas para construir el templo. Y cuando los hijos de la señora vieron el trabajo se opusieron, y nos sacaron de allí… (Muchas risas)…Nos tocó arrancar las cabillas e irnos con nuestros macundales a otro lado…
M.G: Esta iglesia tiene una particularidad sobresaliente, tiene un pastor y un co-pastor; padre e hijo trabajando para Dios de manera horizontal. ¿Qué puede decirnos al respecto?
R.A: Por cuestiones de salud me vi la necesidad de entregar la iglesia, pero hacerlo por completo habría sido muy difícil y doloroso para mí. Pero Dios ya había preparado el terreno, y Gamaliel –mi hijo mayor- asumió la responsabilidad de la iglesia como Co-Pastor; de esa manera Dios nos ayudó a resolver esa necesidad. Yo espero que esta situación sea permanente, que “Gama” pueda seguir allí trabajando mano a mano conmigo, como Dios lo ha dispuesto.
M.G: Ahora una pregunta privada y personal -esto quedará entre usted, nuestros lectores y yo-: El ministerio de pastoreo es muy criticado por los inconversos, porque muchos se han aprovechado para enriquecerse a costa de la fe; sin embargo usted es un hombre humilde, no digo pobre, pero salta a la vista que no vive en opulencia. ¿Cuál es su filosofía de la vida ministerial y las riquezas?
R.A: El ejemplo de Cristo es el que resalta en la Biblia, pues siendo el Rey de reyes, Señor de señores, Soberano del mundo; nunca en su vida terrenal ostentó ni enseñó que debíamos afanarnos por las comodidades a tal punto de darles el primer lugar en nuestro corazón. Ese ha sido mi modelo de vida y por eso no he tenido el afán de tener esto y aquello, porque dice la Biblia que cada día tiene su propio afán, y la confianza en Dios nos proveerá de lo que necesitamos, por ello no centro mi esperanza en cosas efímeras y pasajeras.
M.G: Los tiempos cambian y la Iglesia se moderniza, las estrategias de evangelización no son ajenas a estos cambios. ¿Cómo ve usted las maniobras de impacto social que está llevando a cabo Dios con Nosotros, teniendo en cuenta el eslogan “La Iglesia de la ciudad”?
R.A: En este tiempo la iglesia debe abrirse a las comunidades, y si ha de tener una relevancia en la ciudad debe trabajar acorde con sus necesidades y los cambios que se dan en ella. Los Hogares de Paz y Bendición, que se conocen como grupos familiares, es nuestra estrategia de punta, y también aparecen en la Biblia. Estos HPB son una maniobra audaz para llevar la palabra de Dios al centro de cada hogar en la región.
M.G: ¿Qué espera Ramón Aguilar (el hombre), de Dios, qué quiere ver Ramón antes de partir con el Señor, o el Arrebatamiento de la Iglesia, lo que suceda primero?
R.A: Con respecto a la obra, mi sueño de toda la vida es ver la iglesia crecer y desarrollarse alcanzando multitudes para Cristo, hasta llegar a ser una Mega Iglesia, que pueda alcanzar y ganar nuestra ciudad para el Señor. Y en lo personal… seguir disfrutando del desarrollo de mi familia, los hijos, los nietos, los nuevos matrimonios, y también las familias de la congregación; porque uno se goza de ver la felicidad de sus amigos y hermanos en Cristo.
M.G: Mi pastor… Diríjale una palabra a este lector que aún no ha creído en Jesús como el camino, la verdad y la vida. Háblele de las buenas nuevas. ¿Hay otra vida, existe otra oportunidad?
R.A: Para la gente que no tiene a Jesús en su corazón, es bueno explicarle que hay una respuesta en Él para todas nuestras necesidades. No hay problema que no pueda resolver, para Él todo es posible… y a las personas que se consideran a salvo, porque no llevan una vida depravada, deben saber que todos somos pecadores, y el pecado nos aparta de Dios. Solamente en Cristo podemos ser libres del pecado y la condenación, pero mejor aun, podemos disfrutar de la paz de Dios en esta vida… y la paz eterna en la vida venidera…
Fin de la entrevista.
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