El falso cristiano y el verdadero...

LAS 5 SEÑALES DE UNA VERDADERA CONVERSIÓN

Las 5 señales son 5 diferentes tipos de fruto que la Biblia dice que habrá en la vida de un verdadero cristiano.

· (Mat 7.15-18) Cristo Jesús dijo que la evidencia convincente de la conversión de uno era el fruto que se podía ver en su vida.

· (Mat 7.18) Un árbol malo es incapaz de (no “puede”) dar buen fruto exactamente como un buen árbol es incapaz de (no “puede”) dar fruto malo.

· (Mat 7.19-20) Si no hay buen fruto en el árbol (en la vida del “convertido”) es porque no se ha convertido. Todavía es un inconverso que si muere, irá al infierno.

Puesto que hubo un cambio de naturaleza, porque nació de nuevo, el verdadero convertido dará su fruto siempre. O sea, nunca se apartará de los caminos de Dios.

· Obviamente algunos árboles dan fruto más rápido y más a menudo que otros. No obstante, el árbol no deja de ser un árbol que da fruto.

_ O sea, una vez que alguien nace de nuevo, ya es una nueva criatura y nunca dejará de ser una nueva criatura.

_ Es como un árbol manzano que da fruto—da manzanas. No es que un día deje de ser un manzano. Obviamente da su fruto en su tiempo, pero nunca deja de ser un árbol manzano.

· El cristiano nunca deja de ser un “árbol que da fruto” porque es Dios quien lo hizo como es—una nueva criatura que da fruto en su tiempo.

· (Jud 24) Él es poderoso para guardar a los Suyos sin caída y así presentarlos sin mancha delante de Su gloria.

· El verdadero cristiano nunca se apartará de la fe.

_ Obviamente lucha contra el pecado y a veces pierde la pelea (y cae en el pecado). Sin embargo, ¡lucha! El que no lucha (el que se aparta de la guerra), no se convirtió.

_ Según Lucas 8.13, el que se aparta nunca fue un cristiano—nunca se convirtió a Cristo— a pesar de haber “creído” por algún tiempo.

I.                 (Mat 3.7-8) El fruto digno de arrepentimiento

A. Cuando hay una verdadera conversión, hay arrepentimiento.

1. Sin arrepentimiento, no hay salvación... sólo una horrenda expectación de la ira venidera—el día del justo juicio de Dios (y note que en Mateo 3.7-8 son “creyentes”—líderes religiosos— que estaban en peligro del infierno; “creían en vano” porque no se habían arrepentido). Y es por esto que Dios manda a todos los hombre en todo lugar que se arrepientan (Hech 17.30-31).

2. (Prov 28.13) El arrepentimiento consta de confesar sus pecados y apartarse de ellos.

3. (Prov 16.6) O sea, el verdadero convertido se apartará de la maldad.

B. Este arrepentimiento para salvación se manifiesta en manera prácticas.

1. (Luc 19.1-10) Cuando Zaqueo recibió la salvación, hubo fruto visible de su arrepentimiento.

a. (Luc 19.8) Él estaba dispuesto a devolver cuadruplicado lo que él hurtó.

i. Él se veía a sí mismo en el espejo de la Ley (el 8o mandamiento): “No hurtarás”.

ii. El fruto de su arrepentimiento se manifestó en el acto de devolver lo que hurtó
cuadruplicado.

2. En 1988 cuando me arrepentí de mis pecados y puse mi fe en Cristo para salvación, yo sabía que tuve que hacer ciertas cosas para “estar a cuentas” con varias personas.

a. Tuve que devolver cosas que había hurtado.

b. Tuve que hablar con varias personas que había ofendido y pedirles perdón.

c. Me había arrepentido y el arrepentimiento llevó su fruto inmediatamente.

C. Si no hay fruto de arrepentimiento, es muy posible que no hay arrepentimiento.

1. Si el estilo de vida de alguien es igual después de su “conversión” a cómo era antes, puede ser que es un falso convertido.

2. Así que, siempre busque el fruto que es digno de arrepentimiento en la vida de un nuevo convertido. Si no lo ve, procure enterarse de por qué. Puede ser que no se arrepintió.

II. (Col 1.10) El fruto de las buenas obras

A. (Tito 2.7) El cristiano debería ser un ejemplo de buenas obras.

B. (Tito 2.14) La Iglesia debería ser un pueblo celoso de buenas obras (entusiástico por hacer buenas obras).

C. (Tito 3.8) Debemos ocuparnos siempre en buenas obras.

1. Juan Wesley dijo:

Haz todo el bien que puedas; por todos los medios que puedas; de todas las maneras que puedas; en todos los lugares que puedas; tantas veces como puedas; a todas las personas que puedas, por todo el tiempo que puedas.

2. Hoy en día, con tanto escepticismo entre los no creyentes, necesitamos ver más fruto de buenas obras.

a. (1Ped 2.15) Pedro dice que haciendo bien podemos callar la ignorancia de los hombres insensatos.

b. O sea, a través de la buenas obras en nuestras comunidades podemos restablecer nuestra credibilidad y construir puentes para alcanzar a los inconversos con el evangelio de Cristo Jesús (como queremos hacer a través de Conexión).

D. Las buenas obras son fruto de una verdadera conversión.

· Si alguien no quiere ayudar a los demás, si sólo piensa en sí mismo, puede ser que no es cristiano.

III. (Heb 13.15) El fruto de sus labios

A. (Stg 1.17) Nuestros labios deben confesar el nombre de Jehová nuestro Dios porque de Él viene todo lo bueno que tenemos y experimentamos en esta vida.

B. La boca de un verdadero creyente siempre da gracias a Dios en todo.

C. Nuestro clamor debe ser (con Pablo): “¡Gracias a Dios por su don inefable!”

D. De la abundancia del corazón habla de la boca, entonces debemos fijarnos en el fruto de los labios del que profesa fe en Cristo Jesús.

IV. (Gal 5.22-23) El fruto del Espíritu

A. De alguna manera (aunque sea pequeño) este conjunto de cualidades debe manifestarse en la vida de un nuevo creyente.

B. (Gal 5.19-21) Si uno sigue manifestando el fruto de la carne, puede ser una buena indicación de que no se convirtió y que todavía está sin Cristo.

V. (Flp 1.9-11, esp. v11) El fruto de justicia

A. El deseo de Dios (la voluntad de Dios) para cada creyente es que sea lleno de “frutos de justicia” por medio de Jesucristo.

1. Con “justicia” se quiere decir lo que es justo, lo que es correcto.

2. Puesto que el cristiano es una nueva criatura, hay un deseo profundo de hacer lo justo y lo correcto, y dejar de hacer lo injusto y lo incorrecto.

a. (2Tim 2.19) Se aparta de la iniquidad (porque se arrepintió) y...

b. ...hay hambre y sed de justicia en el corazón de un verdadero creyente en Cristo.

B. Este asunto a veces confunde a los cristianos porque en su experiencia cotidiana, caen el pecado y a veces podría decir que todavía “les gusta” el pecado.

· El testimonio de Pablo en Romanos 7 nos ayudaría bastante a entender esto.

1. (Rom 7.22) El cristiano se deleita en la Ley de Dios, en la Ley moral que se expresa en los diez mandamientos. O sea, se deleita en la justicia—en hacer lo justo y lo que es correcto (evitando lo injusto, lo malo y lo incorrecto).

2. (Rom 7.15-20) Sin embargo, el santo sigue pecando y, en algún sentido, “le gusta”.

a. (v17) Lo que tenemos que entender es que no es el “nuevo hombre en Cristo” que peca y que le gusta el pecado. Es el viejo hombre—es la carne.

b. (v18) Sin embargo, lo que él quiere—el cristiano, el santo, el nuevo hombre en Cristo
Jesús—es el bien de la justicia (de una vida recta).

c. (v19) Por esto, el testimonio del cristiano es uno de una lucha entre el hombre interior que quiere andar conforme a la Ley de Dios y el hombre exterior de la carne que quiere pecar.

d. (v20) Si este es el testimonio de su vida, entienda que no es “usted” quien lo hace sino el pecado que todavía mora en sus miembros. No tire la toalla, siga luchando contra el pecado. Pero no tiene que dudar su salvación simplemente porque cae en el pecado. La presencia de esta lucha debe animarle porque es evidencia convincente de que nació de nuevo.

3. Entonces, el fruto de justicia a veces se manifiesta más en la lucha entre el nuevo hombre (“me deleito en la Ley y quiero andar conforme a ella”) y el viejo hombre (“me gusta el pecado y quiero pecar”).

C. Un cristiano “cae” en el pecado pero el falso convertido “disfruta” el pecado.

1. (2Ped 2.22) Es como el perro que se vuelve a su propio vómito.

2. El perro se vuelve a su vómito para comérselo porque le sabe bien. Le gusta. Le da placer. Así es como Dios lo hizo y por lo tanto así es su naturaleza.

3. El pecador perdido vuelve a pecar porque le gusta. Le da placer. Le “sabe” bien. Lo disfruta. Así es su naturaleza.

4. Sin embargo, cuando el cristiano cae el pecado es diferente. Cuando se da cuenta de lo que ha hecho, se halla “comiendo su propio vómito” y es asqueroso.

D. Este fruto de justicia también se manifiesta en hambre y sed de la Palabra de Dios.

1. Nadie tiene que enseñarle a un bebé a desear la leche. Nace con hambre y el conocimiento innato de cómo mamar.

2. Si un “creyente” no tiene un deseo de alimentarse espiritualmente en la Palabra de Dios, es una buena indicación que su conversión es falsa.

a. Yo recuerdo como era conmigo cuando Cristo me salvó a mí. Antes no quería leer la
Palabra de Dios y aun era una de mis excusas por no querer ser cristiano (“no puedo
entender la Biblia”).

b. Sin embargo, en el momento de mi salvación yo sabía que necesitaba una Biblia, que
necesitaba alimentarme con la Palabra de Dios. ¡Y quería hacerlo! O sea, Dios puso un
tremendo deseo en mi corazón por la Escritura.

c. Así que fui solo a una librería cristiana (nadie tuvo que llevarme) y compré una Biblia para leer y estudiar.

3. (Sal 119.162) Para el cristiano, la Palabra de Dios es un tesoro invaluable. El que desprecia la Escritura y no la ama es el que no conoce a Dios.

a. El verdadero cristiano desarrollará la disciplina y el hábito de leer la Biblia todos los días.

b. Escudriñará la Biblia para ver qué es lo que su Dios quiere, cómo quiere que viva.

c. Y cuando la Biblia dice que debe hacer algo, lo hace, o que debe dejar de hacer algo, lo deja de hacer.

d. Nadie tiene que estar encima de un verdadero creyente obligándole a leer la Biblia y
obedecer lo que dice. Es un gozo para él ser “hacedor” de la Palabra.

CONCLUSIÓN:
Las cinco señales de una verdadera conversión
Si quiere saber si una conversión es verdadera, fíjese en el fruto.
· (Mat 7.18) El fruto es evidencia convincente de cómo es el árbol—si es bueno (una verdadera conversión) o malo (una falsa conversión).

1. El fruto digno de arrepentimiento
2. El fruto de las buenas obras
3. El fruto de sus labios
4. El fruto del Espíritu
5. El fruto de justicia

Ahora, sabiendo que cuando predicamos el evangelio hay falsas y verdaderas conversiones, ¿hay algo que nosotros podemos hacer para que la semilla del evangelio lleve el buen fruto de arrepentimiento y fe en Cristo? Esta misma parábola del sembrador nos da la respuesta.


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